Momentos de inspiración que se publican...

jueves, 29 de noviembre de 2012

Vuelve

El suave susurro de tu voz me dice que te vas. ¿A caso todo lo hice mal? Sufro tu partida sin una despedida, sufro el adiós que nunca me darás, sufro tu ausencia aunque estés muy cerca. Vuelve a  mi, vuelve te lo imploro. Vuelve a mi, así como lo hiciste cuando menos lo esperé. Sácame de esta tristeza que me invade de sollozos y sálvame de lo que yo pueda hacer. Regresa, regresa que mi mente se queja, que mis ojos se secan de tanto creer lo que no pudo ser...

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Claridad

Hoy el viento sopló con intensidad, yo veía en dirección al cielo. Veía los colores del atardecer y como poco a poco caía la noche. De pronto, las olas heladas cubrían mi ser. Un destello de luz se hizo presente y después sólo éramos tu y yo. 

Luna mía, luna infinita, ¿qué es lo que haces para que pueda ver el rostro de aquella persona en tu ser? ¿qué juego estas llevando a cabo que hace confundir mi ser? Te prefiero a ti por estar...

Luna inmensa dime sí algún día el reflejo se irá, sí seremos tú y yo junto a las estrellas con las que compartes tu fulgor. Regresa a mi, luna, regresa. Te estaré esperando. Aparece cada noche. No me dejes en la oscuridad, no me abandones como todos los demás.

domingo, 11 de noviembre de 2012

24 Horas


A lo largo de la vida he cambiado de casa 4 veces. Una persona normal pensaría que han sido cambios paulatino pero no, estos ha sucedido en el plazo de estos dos años.

Al inicio de este trimestre yo vivía de manera autónoma a mis padres, vivía con mi pareja. Y en ese lugar lo primero que hacía cada mañana era ver a esa persona dormir. Al escuchar el despertador, le daba el primer beso de la mañana y al levantarme de la cama podía ver los volcanes a través de la ventana de nuestra habitación. Cuando era momento de partir, mi recorrido involucraba cruzar por dentro de C.U. y dentro del Circuito Central mi facultad favorita siempre ha sido Arquitectura, la cual podía ver cada mañana junto a los estudiantes que entraban con planos y maquetas.

En mi recorrido puedo ver a la gente caminar y correr para llegar a su trabajo y escuelas. Los estudiantes siempre con audífonos de algún color y tipo, caminando de manera apresurada, con copias, impresiones y demás. Las mamás jalando a sus hijos e hijas pues ya se les ha hecho tarde. Al llegar a la escuela, los padres que van a pie los despiden en la puerta, algunos los persignan y se quedan en el umbral viendo a su hijo entrar. Los padres que van en automóvil deteniendo el tráfico pues al igual que los demás padres, esperan a que sus chiquitos se pierdan de su vista. Eso puede llegara ser muy molesto, más si uno anda con prisa. Pero lo que me gusta de ese evento, es que realmente nunca me pasó. 

Ahora que regresé a casa de mis padres, el panorama es diferente. Se acabaron los volcanes y las facultades...Ahora veo gente distinta pasar. Y aunque realicen las mismas actividades que en cualquier zona, simplemente se siente diferente. Tal vez es mi frustración hablando, pero no se siente igual. 

Es verdad que tengo que aprender a observar nuevamente. Si, cambié los volcanes por una iglesia que se ve a través de mi ventana. Cambié las facultades y el Circuito Universitario por las diferentes estaciones de metro que me paso en mi camino aquí. 

Sin embargo, la gente sigue transitando de la misma manera, corre o camina a sus actividades de rutina. Los padres de familia siguen llevando a sus hijos a la escuela y, no importa la zona, siguen deteniendo el tráfico, persignándolos y esperando a ver como estos se pierden en las instalaciones.

En la Universidad, mis actividades no han cambiado. Asistir a clases, hacer trabajos y pensar y asustarme por el trabajo de investigación es una constante. Al concluir la misma, la espera para que dé la hora indicada para partir de aquí se hace amena con la compañía de mis amigas. Sé que si ellas no estuvieran, el tiempo sería un problema. 

La tarde sigue su curso con aparente normalidad. Voy todos los días al primer piso del edificio Pedro Infante en las instalaciones de los Estudios Churubusco, ahí se encuentra el departamento de redacción del área de noticias del Canal 22, en el cual realizo mi servicio social. 

Al ser un servicio social, se podría pensar que pasaría de manera casi invisible y sin complicaciones, sin embargo, el trabajo de todos los que estamos como “ayudantes” es fundamental. Unos sobresalen más que otros, ya sea por el nivel de decibeles que manejan a la hora de comunicarse o por las diferentes capacidades que muestran día a día al desempeñar sus labores asignadas. Paulatinamente, a lo largo de seis meses te vas integrando, los demás te van conociendo y te vas volviendo “parte del equipo” sólo por un momento. Te llevas bien y tomas decisiones como empezar a considerarlos amigos o compañeros de trabajo, empiezas a interesarte en sus vidas y preguntar por la misma...

Después de tres horas en las cuales cargo plecas, hago algunos pies del guión, convierto el guión en prompter; checo subtitulaje, saco copias, reparto escaletas y recibo a los invitados, empieza Noticias 22. Permanezco una hora en la cabina, viendo cómo es el detrás de cámaras de lo que se muestra en pantalla. Veo el movimiento, escucho las bromas, realizo las llamadas para los enlaces telefónicos, paso notas y meto las plecas al aire en cada nota. Después, voy a casa, duermo y todo vuelve a empezar...